El ministro César Cocarico sostuvo que el Gobierno no protege a ninguna autoridad acusada de corrupción, incluso si esta es del MAS. El viceministro Alfredo Rada arremetió contra ‘El Mallku’, lo tachó de político fracasado.
24/08/2017 (https://7huellaselalto.blogspot.com/) Achacachi elevó el tono de la protesta y se hizo oír en La Paz. Ubicada a menos de 100 kilómetros al noroeste de la sede de Gobierno, con solo unos 10.000 habitantes, este pueblo del altiplano, que exige desde febrero la renuncia de su alcalde, Edgar Ramos (MAS), corrió ayer a pedradas a los antimotines de la Policía, masificó sus bloqueos de carretera, desafió a las autoridades del Gobierno e hizo que mencionar el nombre de Ramos en el pueblo sea una ‘mala palabra’.
Después de haber llenado de piedras las rutas de acceso a La Paz el 2000, en la ‘guerra del agua’, y de enfrentar a las FFAA en 2003 para la ‘guerra del gas’ (que acabó con la caída de Goni), los achacacheños, fieles a su tradición, tomaron distancia del partido de Gobierno porque, dicen, defiende a un alcalde al que acusan de no rendir cuentas públicas, de no hacer obras y al que llaman ‘Motín’, despectivamente.
Dos equipos de EL DEBER viajaron al corazón de las protestas en la tierra de los ‘ponchos rojos’ y se encontraron con un clima de movimiento radicalizado, sobre todo después de que el experimentado líder aimara Felipe Quispe, ‘El Mallku’, se sumara como dirigente.
En el pueblo, que tiene gente movilizada por todas partes, quien habla del alcalde, así sea para preguntar por las críticas a su gestión, recibe reproches y oye los recelos de los manifestantes.
“Que la prensa deje de mentir, no cuentan nuestra verdad”, reclamaron cinco personas, solo al escuchar hablar de Ramos.
Como en todo conflicto, la historia tiene al menos dos caras. Ramos, que no ha vuelto ni de broma a Achacachi en mucho tiempo, defiende su gestión; asegura que no renunciará al cargo porque tiene el apoyo de 13 cantones y que solo es un grupo político de agitadores los que generaron la revuelta.
En febrero, en medio de la protesta, la casa y el vehículo del alcalde fueron quemados y Ramos se vio obligado a huir de la población frente a un descontento social, que cada vez se caldea más. “Estamos gobernando, ya dije que estamos en Warisata (a más de 10 kilómetros del pueblo de Achacachi)”, ha respondido Ramos ayer, en declaraciones concedidas a Gigavisión.
Además de la renuncia del alcalde, los movilizados exigen la liberación del presidente de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve), Esnor Condori, y de los profesores Gonzalo Layme y Pastor Salas, que permanecen en una cárcel paceña acusados de promover la quema de la casa y de otros hechos vandálicos.
Antimotines apedreados
La dirigencia achacacheña decidió las medidas de presión la madrugada del miércoles y, tal como estaba pactado, las carreteras La Paz-Copacabana y La Paz-Achacachi quedaron bloqueadas; sin embargo, ayer un contingente policial fue desplazado a la zona con la misión de desbloquear la carretera.
Entretanto, en La Paz, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, afirmaba que la presencia de Felipe Quispe revelaba el “carácter político” de la protesta y aseguraba que la Policía estaría en aprontes para desbloquear la carretera, pues se debe imponer el orden constitucional y el libre tránsito.
Para Achacachi, el Gobierno ordenó el desbloqueo inmediato; mientras que en La Paz, toda la ladera oeste soporta un bloqueo de gremiales por tres semanas, sin que la Policía boliviana haga algo.
Entonces, cerca de las 9:00 los policías con equipos antimotines intentaron disuadir a los pobladores de Achacachi, que se habían desplegado a más de 90 kilómetros de su lugar de origen. Pero la intención fue abortada ante la respuesta radical de los bloqueadores que combatieron a los efectivos de la Policía.
Los uniformados estaban decididos a avanzar. Ahí se produjo el enfrentamiento; mientras las mujeres se quedaban en los puntos de bloqueo, los manifestantes varones corrieron por las serranías de la región de Peñas, que tiene un cruce de caminos. Casi logran rodear a los agentes y encerrarlos.
Los policías, ante la superioridad numérica de los movilizados y la lluvia de piedras que lanzaban con sus hondas, debieron salir huyendo para proteger su integridad física.
Los efectivos se replegaron y en menos de media hora de conflicto los bloqueadores retomaron el control de la carretera. Los verde olivo se fueron a refugiar al pueblo de Palcoco.
La pelea judicial
Las autoridades de Estado han negado estar ‘ayudando’ al alcalde Ramos en su disputa con la población; sin embargo, la justicia hasta ahora ha sido implacable con quienes el munícipe acusa: el presidente de la Fejuve y los profesores Salas y Layme.
Ellos habían logrado primero un dictamen judicial para defenderse de las acusaciones desde la detención domiciliaria, pero hace tres días la justicia revirtió esa medida cautelar y ahora, acusados por asociación delictuosa, destrucción de los bienes del Estado y robo agravado, deben hacerlo desde la cárcel de San Pedro.
Esa medida fue algo así como meter más leña al fuego. Pedro contó, rodeado por sus vecinos, en el bloqueo al ingreso de Achacachi, que un grupo de dirigentes afines al alcalde ingresó al pueblo durante las protestas de febrero, “avalado por nada menos que el defensor del pueblo, David Tezanos.
Sí, él, que se identificó como defensor, entró con su bandera blanca, pidiendo paz”.
Otro dirigente interrumpió, tomó la palabra y contó: “Esos maleantes pasaron por encima de él, se hicieron llamar ‘ponchos rojos’, saquearon Achacachi.
Vean ustedes, vayan, asaltaron tiendas, rompieron vidrios, le han causado traumas a nuestros hijos”. Otra dirigenta añadió una advertencia: “Mis guaguas ni siquiera quieren ir al colegio, tienen miedo. Si es que ese ‘Motín’ (como llaman al alcalde) no se quiere ir, le advertimos a Evo Morales, estamos dispuestas a morir”.
En el pueblo creen que su versión sobre la quema de la casa de Ramos y otros actos vandálicos de febrero no se ha contado. Así que rápidamente organizaron una comisión y condujeron al equipo de prensa de EL DEBER por las zonas afectadas para contar su relato de los hechos y cómo, para ellos, en realidad, es gente del propio Ramos la que atacó el pueblo para dar el pretexto legal de intervenir a la Policía, a la Fiscalía y a la justicia.
“Vamos, la prensa dijo que quemamos nosotros una de las casas de Motín”, dice uno de los achacacheños con el rostro cubierto. Al alcalde le dicen Motín porque se dice que era policía y que organizó un motín cuando su superior descubrió que había cometido faltas graves.
“Mentira, no quemamos su domicilio. Para empezar, tiene varias casas (acusa una de las dirigentes mientras muestra un edificio de tres pisos con vidrio azul de fachada, que está en venta y que claramente contrasta con las modestas casas vecinas).
El Gobierno no lo protege
A propósito de este conflicto, tres voceros del Gobierno han respondido ayer. El ministro de Gobierno y el viceministro Alfredo Rada coincidieron en calificar la movilización de política al ubicar a Felipe Quispe en medio de los manifestantes, mientras que el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, afirmó que el Gobierno no protege al alcalde de Achacachi ni a ninguna autoridad acusada de corrupción, así sea miembro del MAS.
“Ratificamos una vez más que no vamos a proteger a ninguna autoridad que cometa irregularidades, peor si comete actos de corrupción, nos han dicho que estamos protegiendo, no hay ninguna instrucción de ninguna autoridad para proteger al alcalde”, subrayó.
‘El Mallku’ le ofrece a evo una alfombra para que los visite
El dirigente Felipe Quispe, ‘El Mallku’, invitó al presidente Evo Morales a Achacachi para entablar un diálogo y solucionar el conflicto municipal.
Ofreció al primer mandatario un ‘apthapi’ (una comida), una alfombra y perfume para que acepte llegar a esa población del altiplano, según cita Erbol.
“Puede venir (Evo Morales) a comer nuestra comida, nuestro apthapi comunitario que tenemos.
Si necesita alfombra, también le vamos a preparar una alfombra para él. Si quiere esté bien perfumado el lugar, lo vamos a perfumar para él. Ojalá que se anime”, manifestó.
Quispe dijo que con Morales en Achacachi se podrá “hablar de igual a igual” y establecer una discusión en idioma aimara.
Al respecto, el viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, Alfredo Rada, respondió que el opositor Felipe Quispe es un “político fracasado” que usa el conflicto en Achacachi, en La Paz, para intentar recobrar vigencia.
“Es una persona que hace 20 años ya viene intentando tomar palestra política con distintos temas, con declaraciones provocativas y sabemos que los pobladores de Achacachi no van a tomar los lineamientos del Mallku”, retrucó Rada.
EL DEBER
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